La lista clásica se basa en un breve poema de Antípatro de Sidón hacia (125 a.C.) o Antípatro de Tesalónica (entre 20 a.C. y 20 d.C.) en el que el poeta alaba las Siete Maravillas del Mundo. Esta lista originalmente mencionaba
Sin embargo, se conservan referencias de otras listas anteriores realizadas por el historiador Herodoto, o el ingeniero Filó de Bizancio, aunque sus escritos no han sobrevivido, excepto como referencias.
En otros listados son los Jardines Colgantes de Babilonia los que no figuran, estado en su lugar las Murallas de la misma ciudad.
Relacionado con la lista en sí suele surgir el tema de por qué Siete y no otro número. No existe una respuesta definitiva, pero el siete era para los griegos y también para ciertas partes de su imperio un número perfecto. Siete son las veces que había que perdonar, según los hebreos y la interpretación del Antiguo Testamento, siete fueron después los pecados capitales, etc.
De la misma forma todas son construcciones humanas y que los griegos pudieran admirar[1] . No se recoge ninguna maravilla natural ni ninguna ruina, por majestuosa que esta fuera. En parte es por eso que se habla de una octava maravilla del mundo: la torre de Babel, el zigurat de Babilonia; pero este edificio estaba en ruinas cuando llegaron los soldados de Alejandro Magno y la lista de maravillas data de 200 años después. Pero esta posibilidad de una maravilla más ha contribuido a acuñar la frase Octava Maravilla del Mundo para denominar a toda obra humana que se adelanta a su tiempo.
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