Descubrir Tokio es adentrarse en una metrópolis fascinante donde convive la tecnología moderna y vanguardista junto a una cultura milenaria y refinada. Sorprenderse con una chica ataviada con un bello kimono paseando junto a imponentes y modernos rascacielos que relejan en sus fachadas milenarios templos y hermosos jardines zen o disfrutar de su selecta gastronomía.
Tokio es una metrópolis gigantesca. Es enorme.
Sube al mirador de las torres del Gobierno Metropolitano en Shinjuku y la jungla de hormigón y asfalto no tiene fin.
Al anochecer las luces de los rascacielos y edificios centelleando en el horizonte nos recuerdan a una película de ciencia ficción. Las luces del día nos muestran la imponente silueta del monte Fuji, hacia el oeste y la formidable bahía de Tokio atravesada por el puente Rainbow al sur.Es una metrópolis ordenada, segura y limpia. Bueno, ordenada no precisamente, desde el punto de vista urbanístico. En el corazón de Tokio se encuentra actualmente el Palacio Imperial, antigua ubicación del Castillo de Edo, nombre originario de la ciudad.
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